Misión policial “Limpiecitos como un sol”
Ana Cristina Chávez *
Por
casualidad, durante dos días seguidos y en dos puntos distintos de la región,
fui testigo de enfrentamientos verbales entre funcionarios de la Policía del
estado Falcón (Polifalcón) y el pueblo que hacía colas en locales comerciales
para adquirir los productos que escasean. El primer episodio lo presencié el
miércoles 18 de febrero en las afueras de Comercial Hung, ubicado en la calle
Falcón con esquina de la calle Colombia, en el centro de la ciudad de Punto
Fijo. Allí –a eso de las seis de la tarde- un grupo de aproximadamente 40
personas gritaban frente al local exigiendo que saliera el efectivo policial
que momentos antes había golpeado a una mujer que esperaba comprar jabón en
polvo y champú.
Según
cuenta la agredida y de acuerdo a las versiones de los testigos, en un momento
dado los comerciantes y los policías que resguardaban el lugar notificaron a
los compradores que los productos se habían terminado, anuncio que rechazaron quienes
esperaban en fila, pues debido a lo reducido del local evidenciaron que aún
quedaba mercancía. Esto caldeó los ánimos de los presentes, quienes sospechaban
que los policías querían llevarse esos productos, por lo que en medio del
reclamo generalizado, una de las damas fue golpeada por un funcionario de
Polifalcón, a quien tampoco le importó que la señora estuviera acompañada de su
hija de unos 5 años.
Así,
en un acto de “valentía”, el agresor se escondió dentro del local comercial,
pero pocos minutos pasaron para que llegaran varios funcionarios en motos, patrullas
y camionetas, pues las personas se agolparon en las afueras del comercio,
exigiendo a gritos que el efectivo saliera a dar la cara. Los funcionarios
amenazaron con lanzar bombas, mientras que hombres y mujeres reclamaban sus
derechos y condenaban el abuso policial, porque en todo momento los efectivos
se mostraron solidarios con el compañero que seguía resguardado dentro del
local. Se presentó la abogada de la agredida, conversó con los guardianes
policiales y se produjo una discusión. Como respuesta, los efectivos y uno de
los dueños del comercio, subieron la santamaría del local para sacar protegido
al agresor, quien casi realizó un salto con garrocha para montarse en la
camioneta que lo llevaría a la comandancia del “aquí no ha pasado nada y
cálensela porque yo soy la ley”.
Esta misma consigna al parecer rige a los
efectivos de Polifalcón en la ciudad de Coro, pues al final de la tarde del día
siguiente, en el Supermercado Uniofertas de la calle Colón, tres funcionarios
fueron rodeados por un grupo de compradores que deseaban adquirir azúcar y
jabón en polvo luego de hacer una larga cola en la entrada del lugar, pero que
no lograron surtir su despensa porque un grupo de guardianes llegó en cambote y
apartó los productos. Resultó vergonzoso ver a esos policías uniformados y con
sus armas de reglamento custodiar un carrito de mercado lleno de bolsas de
jabón en polvo, mientras la gente les gritaba que ellos debían estar del lado
del pueblo y que querían comprar la mercancía. Sin rubor alguno, los efectivos
respondieron que ellos también tenían derecho a lavar su ropa. Prácticamente
habilitaron una caja sólo para que los tres funcionarios policiales y el resto
de sus compañeros pagaran los productos, sin importar que un pueblo indignado y
molesto los observara. Patrullas, motos y camionetas estaban en las afueras del
supermercado esperando que los efectivos salieran cargados con sus compras, cuando
en algún lugar de la ciudad una víctima de robo u otro delito, clamaba por la
presencia de la policía o que por lo menos respondieran el teléfono del
cuadrante de seguridad, en vez de andar haciendo mercado para mantenerse
“limpiecitos como un sol”.
*Periodista y docente universitaria.
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