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Mostrando entradas de febrero, 2011

El lenguaje del amor (Ahhhhhh…)

Ya tomé un té de valeriana, me di un baño con agua tibia, conté ovejas, leí, vi televisión, y nada que logro dormir. Así he pasado varias noches, dando vueltas en la cama sin conciliar el sueño, pero feliz, como flotando en una nube, pensando en mi amado (ahhhhhh, es que es taaan belloooo). Él es el culpable de mis desvelos, pero también el que me compra el corrector de ojeras, porque antes muerta que sencilla, y hay que contrarrestar los daños, por supuesto. En fin, desde que me enamoré la primera vez -creo que eso empezó con los del grupo Menudo en los 80’- aprendí a convivir con los síntomas del enamoramiento y a reconocer su intensidad según fuera el caso: nerviosismo, maripositas en el estómago, rubor facial, mutismo, tartamudez, insomnio, pensamientos recurrentes, corazonitis aguda –que consistía en pintar corazoncitos con su respectivas flechas en cuanto cuaderno se me atravesara por el camino- y el síndrome del chicle (no querer despegarme un minuto del susodicho), pero sob