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Mostrando entradas de junio, 2011

Mi amigo el IUTAG

Alguna vez escribí que me gusta soñar despierta; situación que por gratuita, hago a diario. Pero déjenme decirles, que últimamente una fantasía revolotea de manera incesante en mi mente: ver al Instituto Universitario de Tecnología “Alonso Gamero”, de la ciudad de Coro, convertido en un excelente ser humano. Sí, como lo leen, ¿acaso las organizaciones no son seres vivos que sienten, respiran, sufren, gozan o evolucionan al igual que las personas que las habitan? Por eso, al IUTAG -el mismo que me abrió las puertas hace seis años- lo he imaginado grande, hermoso, inteligente, trabajador, con actitud afable, desbordando creatividad, con una apariencia impecable, siempre de punta en blanco y bien perfumado, como todo caballero que se respete. El IUTAG, con sus 39 años recién cumplidos, ha tenido como todo individuo, buenas y malas épocas. A veces disfrutaba de períodos de felicidad en los que él y sus trabajadores andaban como flotando en una nube, tanto así que parecían un par de