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Mostrando entradas de enero, 2010

Diccionario estelar (al descuido)

Sol: Energía Luna: Calma, misterio. Estrella: Esperanza Cometa: Oportunidad Planeta: Hogar Galaxia: Vida

Al final

El día de mi muerte vístanse de fiesta, pinten sus rostros de colores y sus corazones de flores. Recen por el desvalido, por el que ha vivido, y no por el fallecido. Llenen mi tumba de poemas, escritos y canciones; flores multicolores y recuerdos de mil amores. No me lloren, ríanme, cántenme, recítenme. Recuérdenme por lo bueno, por lo malo y por lo indescifrable Si nunca me quisieron no importa, yo sí los quise; más de lo que imaginan. Quise la verdad, la belleza, la honestidad, la lealtad y la justicia. Quise al niño, al anciano, al mar, al sol y a la montaña. Quise amarme para poder amarlos, y errar, para que ustedes no se equivocaran. Callar mis tristezas y reír cuando mi alma explotara de alegría. Cuando muera, vístanme de colores, vístanse de fiesta y celebren la vida. Es lo único que importa.

Conclusión

¿Para qué morir sin haber vivido a plenitud? Una vida sin sentido es experimentar una muerte prematura.
El sueño de Bolívar renace de entre las rocas. Su espada cruza el aire empuñando armas de libertad. Sueño emancipador en proceso de realización.
Mente sin freno, desbocada, sin pausas ni normas. Volando libre como el viento. andando, corriendo, hasta cansarse de mí y lo que siento.
Destrozado, desgarrado, azotado, desamparado, desvencijado, enjaulado, desgraciado, maltratado, azorado, asustado, agrietado, arrinconado; quedó. Apuñalado, asesinado, falleció. El pobre, qué lástima. Como Ave Fénix renace entre las cenizas; renueva sus alas, cicatriza sus heridas, lesiones, del fuego en que ardió. Sin cirugías, sin anestesia, sin sorpresas, revivió, creció, se fortaleció, olvidando el pasado, mirando el presente, Está. Así, sin más. Parece acostumbrado a regresar a la vida, mi herido corazón.
No queda espacio en este suelo, el infierno está repleto. Las mentes vacías, sin ideas, sin sueños. Arriba todo es silencio, ausencia, carencia. Son pocos los que están, y muchos los que creen que llegarán, Sin saber que lo único seguro en esta vida es la muerte.
Que me disculpen los miembros del Opus Dei, las monjas del colegio, los curas de parroquia, las Siervas de María, la estampita de San José, el rosario de la abuela, y hasta las cacatúas enmantilladas de la Iglesia. Que me disculpen todos. Aunque digan que es pecado, sacrilegio, condena a muerte, que me quemaré en la quinta paila del infierno, que Dios no me perdonará, y que me convertiré en un alma en pena; escaparé de este exorcismo para seguir por los siglos de los siglos con el demonio de tu cuerpo dentro.

La noche me sonríe

La noche me sonríe, me pide que la acompañe, que le hable, le cuente mi historia. Sin mediar palabras adivina lo que pienso. Me mira, se burla de mí. ¡Qué tonta! –exclama- y me ata a la luna con cadenas de estrellas. Parezco un cometa en pleno vuelo. Ella sigue ahí, expectante. Le susurra a los planetas, en un idioma que no logro descifrar, algo que los hace reír. Dan tumbos en el cielo. Giran sobre su propio eje y me observan con mirada inquisidora, mientras la noche me vigila. No desea liberarme; estoy presa. Un agujero negro se aproxima con la velocidad de la luz. La luna me suelta, quiere huir y yo caigo al vacío sin poder gritar. Cierro los ojos. Logro dormir.

De Halloween a Santa Claus (Los mismos monstruos gringos con distintos vestidos)

Fantasmas, vampiros, momias, brujas y esqueletos estuvieron por doquier la última semana del mes de octubre. Cuando se entraba a un local comercial temíamos que algunas de esas arañas que colgaban de los techos y paredes nos brincara, que uno de los murciélagos se nos prendiera del cuello -o que peor aún- una de las calabazas cobrara vida y nos hablara con su voz de ultratumba, tal como lo vemos en las películas estadounidenses. Por donde pasábamos observamos decoraciones alusivas a la Noche de Brujas o Halloween, pero no descubrimos, con la misma devoción con que se celebra esta festividad gringa, algún motivo referente al cantor del pueblo Alí Primera, quien nació un 31 de octubre (y miren que ese sí es de nosotros, bien criollito y auténtico). Pero no, sólo en los entes gubernamentales se le recordó con mayor o menor intensidad, y en alguno que otro medio de comunicación social; pero en la calle, en las escuelas, en las tiendas, los restaurantes, imperaba la tr