La noche me sonríe

La noche me sonríe, me pide que la acompañe, que le hable, le cuente mi historia.
Sin mediar palabras adivina lo que pienso.
Me mira, se burla de mí.
¡Qué tonta! –exclama- y me ata a la luna con cadenas de estrellas.
Parezco un cometa en pleno vuelo.
Ella sigue ahí, expectante. Le susurra a los planetas, en un idioma que no logro descifrar, algo que los hace reír.
Dan tumbos en el cielo. Giran sobre su propio eje y me observan con mirada inquisidora, mientras la noche me vigila.
No desea liberarme; estoy presa.
Un agujero negro se aproxima con la velocidad de la luz. La luna me suelta, quiere huir y yo caigo al vacío sin poder gritar.
Cierro los ojos. Logro dormir.

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