LA LECTORA INFIEL
Ana Cristina Chávez* Tengo la costumbre de leer varios libros a la vez, algunos me los devoro de principio a fin, de un tirón. Los disfruto, los gozo, los saboreo, hasta que cumplido el viaje juntos, nos liberamos, satisfechos con lo vivido. Unos cuantos los dejo a medias, medio leídos, medio rayados, medio arañados, con mis huellas en sus lomos. Otros los pruebo llena de expectativas, emocionada, y los abandono en las primeras páginas, decepcionada o molesta, mientras ahogan sus penas en alcohol en el fondo de algún mueble o una caja, borrándolos de mi memoria y mi mirada. Pero hay unos que siempre estuvieron ahí, observándome en la lejanía, sonriéndome, con ganas de tentarme, pero me encontraban ocupada o distraída, hasta que un día, por probar, dejo que me hablen, me susurren al oído, me propongan una aventura y yo accedo curiosa. Esos libros, auténticos, creativos, ingeniosos, apa