EL MONSTRUO DE LA PÁGINA EN BLANCO
Ana Cristina Chávez A.
El próximo 27 de junio se celebra en
Venezuela el Día Nacional del Periodista, en homenaje a la primera edición del
Correo del Orinoco, periódico fundado por el Libertador Simón Bolívar en el año
1818. En esta fecha conmemorativa, muchos son los retos sobre los que debemos
reflexionar los comunicadores sociales, pero hay uno en particular que se nos ha
presentado de manera permanente a lo largo de la historia, y que parece no
superado por muchos (incluyéndome): el de la hoja en blanco.
Esa página en blanco del ordenador, de la máquina
de escribir de otrora, de la libreta, de la cuenta twitter o del instagram. La
página en blanco de la mente, que te cuestiona, se burla de ti desde su postura
de novia virgen a la espera de la mancha creadora y creativa. Porque sí, el
periodista es un creador de imágenes, un constructor de historias, viéndolo
desde el uso acertado de la palabra para narrar, informar y opinar sobre el
acontecer diario.
Desde allí, la página en blanco se
transforma en un monstruo al que hay que vencer, con las herramientas que poseemos:
nuestras habilidades lingüísticas, bagaje cultural, capacidad de ver y
comprender el mundo, el desarrollo de nuestros sentidos y habilidades
perceptivas. El periodista debe ser un investigador sentipensante, como lo
describen Eduardo Galeano y Orlando Fals Borda, debe tener la capacidad de
sentir y pensar a la vez, integrando corazón y mente, que se traduce en pasión
por lo que hace y capacidad de reflexión, siendo capaz de discernir sobre dónde
está el hecho noticioso y cómo exponerlo. De allí nada más falso que el mito de
la objetividad periodística, donde no te involucras con lo que pasa, como si el
comunicador no contara el mundo desde su visión y vivencia personal, o desde
los intereses del medio para el cual trabaja, pero esto último es otro asunto
que no trataré aquí.
Un buen periodista debe ser un mejor
escritor, y por ende, un lector empedernido. La palabra escrita, junto a la
hablada, es el recurso con el que cuentan los periodistas para ejercer su
profesión, pero también la capacidad de captar imágenes -buenas imágenes- que
hablen por sí mismas o que complementen a la perfección el hecho que estamos expresando.
Por tal motivo, el reto al que nos
enfrentamos es enorme. ¿Cómo actuar ante esa página en blanco que nos reclama,
nos exige el orgasmo de ideas? Pues sentándose frente a ella, indagando sobre
los acontecimientos, estudiando, ejercitando a diario la escritura, “la
práctica hace al maestro”, reza un dicho popular, pero a veces ocurre que
nuestra mente palidece y se nos complica la labor de construir discurso, no
sabemos cómo iniciar el texto, invertir la pirámide, narrar la historia, y
simplemente nos sentamos allí, delante de la novia virgen, que nos espera para
salvarnos y rescatarla a ella del mutismo en el que habita.
Ya lo dijo Vidal Chávez López, periodista falconiano
(Punto Fijo, 1949-Maracaibo, 2008) y ganador del Premio Nacional de Periodismo
2006, escribir es un reto al que debemos enfrentarnos con pie firme y con total
responsabilidad, si queremos vencer en nuestro ejercicio profesional:
“Aquí
estoy, con la seriedad que exige enfrentarse a la página en blanco. La máquina
corcovea como un viejo caballo asmático y las teclas van hilando las palabras.
La poesía y el hombre sufren, ante el reto de la página en blanco… Aquí estoy,
con la seriedad que exige la página en blanco. Aquí estoy, tratando de escribir
la palabra que me salve. Aquí estoy…”
Maracaibo, febrero
1993.
Vidal Chávez López |
¡Nos seguimos leyendo!
Comentarios
Publicar un comentario