Sexo y comunicación

Definitivamente, SEXO es una palabra muy atractiva, ¿cuántos de ustedes la leyeron y les llamó la atención? Pero no, no voy a tratar el tema del Kamasutra ni les presentaré alguna entrevista con un sexólogo experto, ¡nada de eso! Simplemente voy a abordar la manera muy particular que tienen los hombres y las mujeres de comunicarse entre sí, y cómo cada uno de los sexos enfrenta el uso del lenguaje en su día a día.
Siempre se ha dicho que las féminas hablamos “hasta por los codos”, que no podemos estar un minuto calladas y que el “chismorreo” es nuestra mayor afición, pero es que los caballeros no comprenden aún nuestra necesidad urgente de comunicarnos para entender lo que ocurre a nuestro alrededor y manifestar lo que nos acontece internamente, mientras ellos se limitan a expresar un “sí mi amor”, “Ajá”, o “¿Qué hiciste de comer?”.
José Ospina Valencia, en su artículo titulado “Mujeres y hombres: dos sexos, dos idiomas” (www.dw-world.de), plantea que la socióloga británica Dianne Hales, asegura que una mujer utiliza 23.000 palabras al día y los hombres pronuncian sólo la mitad; esto se debe a que el centro de comunicaciones del hombre está limitado al lado derecho del cerebro, mientras que el de la mujer no sólo es más grande sino que ocupa ambas partes.
Pero la diferencia no sólo es neurológica, también es semántica, pues tendemos a emplear palabras más emotivas relacionadas con sensaciones y sentimientos, que pueden prestarse a diversas interpretaciones, ya que solemos ser indirectas en nuestro discurso; a esto se suma el lenguaje corporal, tan difícil de descifrar para los que no son buenos observadores. En cambio, los hombres –y eso es lo que nos molesta- son de poco hablar, más concretos, directos y a veces hasta inexpresivos.
“Estas diferencias de comunicación generan grandes discusiones en las parejas: el hombre se queja de tener que adivinar el pensamiento debido a las frases poco claras o con doble sentido, mientras que la mujer, por su parte, se quejará de la poca emotividad y de la firmeza sin sentimientos de éste”, aseveran en el artículo “Diferencias de comunicación entre hombres y mujeres”, tomado de www.mujerterra.es. Y es que todas, alguna vez, hemos sido víctimas de “un cavernícola de la comunicación”, ese que en vez de entablar una conversación decente, se limita a responder con monosílabos –o en el peor de los casos- con un sonido que casi parece un gruñido, seguido de una mala cara y un silencio sepulcral.
¿No es más fácil acaso que en vez de permanecer molesto todo el día, con cara de pocos amigos, salir a tomar para olvidar, o simplemente abandonar a su pareja sin dar explicación alguna y no dar más señales de vida, digan por qué se sienten mal o qué no les gusta de la relación? ¡Pero no! Ellos son machos, machotes y prefieren actuar a las patadas como los seres más cobardes, inhumanos e insensibles sobre la faz de la tierra, que sentarse a desnudar sus sentimientos y emociones con la mujer que los quiere, comportándose como una rata de dos patas, como diría mi amiga Paquita la del Barrio.
Pero los expertos aseguran que la parquedad al hablar que caracteriza a los hombres es porque muchas veces mantienen un discurso interno, consigo mismos, a diferencia de las mujeres, que suelen hablar siempre hacia el exterior, en voz alta. Por lo tanto, ese silencio incómodo que los define es porque conversan justo lo necesario, ya sea para resolver problemas, tomar decisiones o cerrar tratos, mientras que el lenguaje empleado por las féminas sirve para establecer y mejorar las relaciones sociales, por eso cuando una dama tiene problemas recurre a alguna amiga para contárselo.
Paula Kohan, en el artículo “Diferencias en las formas más habituales de comunicación entre hombres y mujeres”, tomado de www.geocities.com cita a la lingüista norteamericana Deborah Tanner, quien expresa que las mujeres desean que sus parejas sean compañeros conversacionales, pues desde niñas, las féminas fomentan la intimidad y las relaciones a través de la conversación. “Las niñas crean y mantienen amistades a través del intercambio de secretos; en forma análoga, las mujeres encuentran en la conversación el pilar de la amistad. La mujer espera que su pareja sea una nueva y mejorada versión de su mejor amiga. Lo que prevalece en importancia para ella no es tanto el tema individual acerca del cual se discute, sino el sentido de intimidad, de vida compartida que emerge cuando las personas dicen lo que piensan, lo que sienten y cuentan sus impresiones”, asegura la especialista.
Sin embargo, “los vínculos entre niños varones pueden ser tan intensos como los de las niñas, pero están menos basados en la conversación que en el emprendimiento de actividades conjuntas. Como no consideran que la conversación sea el pilar de las relaciones, los hombres no suelen saber qué tipo de conversación desean las mujeres, y no la extrañan cuando ésta no tiene lugar”, añade Tanner.
Agrega además, que cuando hablan, los hombres están más interesados en ofrecer información, en cambio las mujeres brindan y requieren empatía y comprensión. “La mujer que de noche le cuenta a su pareja lo que hizo durante el día no desea que se le ofrezcan soluciones a sus problemas -tal como hacen muchos hombres- sino simplemente ser escuchada y comprendida”.
En fin, las diferencias comunicacionales entre el hombre y la mujer son realmente evidentes, pero cuando hay verdadero amor en la pareja o afecto entre amigos de diferente sexo, la comprensión y la paciencia son fundamentales en la relación, por lo que debemos aprender a ser más directas en lo que decimos, pues los hombres no son “Mandrake el Mago” para suponer lo que queremos manifestar, ni ellos deben temer aflorar sus sentimientos y ser más expresivos con nosotras, porque al fin y al cabo, buscamos un compañero de vida que nos escuche, nos entienda y nos consienta, compartiendo ideas, sentimientos y emociones, sin caer en el acoso ni la persecución de “La gata loca e Ignacio”.

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