El candidato

Se acercan las elecciones del Sindicato de Profesores Revolucionarios Socialistas Universitarios “Alonso Gamero”, del IUTAG-Coro, y la gente se pregunta quiénes son los candidatos perfectos para darles su voto de confianza. ¿Serán hombres o mujeres? ¿Rubios, morenos, altos o bajitos? ¿De escaso cabello o con sedosa melena? ¿Robustos o delgados? ¿Serios o de risa fácil? ¿Carismáticos o mala sangre? ¿Responsables o descuidados? ¿Falsos y oportunistas? ¿Trabajadores o echa carros? ¿Revolucionarios, de oposición, o disfrazados? ¿Qué conformen un equipo de gente dedicada y laboriosa, o que integren un combo de habladores de pistoladas?
¿Quién lo sabrá? ¿Cómo serán? ¿De dónde vendrán? ¿Serán de La Habana?, ¿Serán de Santiago? tierra soberana ¡Ah! no, no, no, esa es otra canción… disculpen.
En fin, las dudas persisten y una ya no sabe qué pensar. Pero como siempre ando de atrevida –o de vaga, dirán algunos- tengo varias noches imaginándome al candidato ideal, esa persona que reúna las mejores cualidades para ocupar un cargo de relevancia y con alto nivel decisorio tanto en un sindicato, como en cualquier escenario, bien sea la presidencia de una junta de condominio, una vocería de un Consejo Comunal, la gerencia de una empresa, la dirección de una alcaldía, un despacho ministerial o la Presidencia de la República.
Mi candidato ideal tiene que ser en primer lugar, echao pa´ lante, es decir, que asuma retos sin temores y que sea capaz de enfrentar obstáculos haciendo gala de su constancia. También debe responsabilizarse de sus palabras y acciones, las cuales deben ser cónsonas entre sí. Ya estoy cansada de esa pobre gente que se la pasa prometiendo villas y castillos o criticando a diestra y siniestra, pero que no cumple lo que promete y mucho menos, brinda soluciones oportunas.
Mi candidato perfecto no puede ser una persona oportunista, pero sí debe saber reconocer las buenas oportunidades para lograr el crecimiento y desarrollo del colectivo que guía. Debe pensar siempre en el bienestar común antes que en el propio, actuando con una visión de conjunto y de progreso.
No puede aliarse -y mucho menos arrodillarse- ante el patrono, el imperialismo o cualquier forma de poder autoritario y antidemocrático. Por supuesto, debe ser honesto, ante el mundo y sobre todo consigo mismo. No puede andar con medias tintas ni ser un chupa medias complaciente con el que llame “su jefe”.
Mi candidato idóneo tiene que ser auténtico, confiable, respetuoso y fiel a sus ideales. No debe venderse al mejor postor ni colgar los guantes ante el primer problema que se le presente. Tampoco debe creer que al ocupar el cargo por el cual fue electo, solucionará todas sus dificultades económicas y mejorará sus finanzas.
Mi candidato de ensueño debe poseer visión estratégica y tener clara la misión que le encomendaron; por tanto, no puede enterrar el pasado pretendiendo que los electores olviden que ya una vez confiaron en él, pero que los defraudó cuando renunció a sus responsabilidades, exhibiendo así, una manifiesta falta de compromiso con el colectivo.
“Voten por mí, esta vez sí cumpliré con mi palabra y trabajaré. Les juro que no los voy a abandonar para convertirme en la mano derecha del mandamás de turno de la organización”, asegura sin pelos en la lengua el mal candidato... ¡Dios nos libre!

Para mí, el mejor candidato a ocupar un cargo en una institución revolucionaria, socialista, progresista, debe ser ante todo, revolucionario de hecho y de palabra; debe saber que el cambio necesario únicamente puede darse en revolución, y será incapaz de vestirse del color que más le convenga sólo para llegar a donde se proponga, para luego, sin más ni más, echar todo por la borda mientras baja de la pared el retrato de Bolívar, tal como lo hicieron los nefastos protagonistas del 11 y 12 de abril de 2002.
Por eso, mientras realizo mi respectivo examen de conciencia, los invito a elaborar un listado personal que les permita dibujar con exactitud al candidato perfecto para ustedes, aunque sea para novio.


* Periodista y docente del IUTAG.
anachavez28@yahoo.es

Comentarios

Entradas populares de este blog

Los 43 años de la primera institución universitaria del estado Falcón

Alonso Gamero Reyes: Un concepto vital

CAMILO Y LOS VUELALIBROS