Oportunidad para construir una nueva cultura universitaria

Ana Cristina Chávez * Hoy el Instituto Universitario de Tecnología “Alonso Gamero” (IUTAG) está de luto, porque nos mataron una parte de nosotros mismos. La comunidad universitaria llora el fallecimiento -a manos del hampa común y en nuestras propias instalaciones- de uno de sus hijos: Josnil Sánchez Medina, un joven estudiante con un futuro prometedor que se enrumbaba por el sendero del éxito. Un delincuente nos lo quitó a sangre fría y con su vida se llevó un pedazo de esta institución. Una institución que como cual Ave Fénix, cada tanto tiempo renace de entre las cenizas. Alguna vez lo escribí, el IUTAG ha pasado por malos momentos en su vida, y en un evidente acto de resiliencia, se arma de fuerzas y supera las situaciones críticas. Nuestro IUTAG en la actualidad está atravesando por una de esas épocas en las que un cúmulo de pesares le ha bajado los ánimos a su gente, como la inseguridad desbordada en sus áreas internas y adyacencias; la ineficiencia gerencial con aires de autoritarismo; el clientelismo político descarado; el déficit presupuestario; las fallas logísticas y de transporte, junto con el desconocimiento a los gremios, sus propuestas y decisiones. Situaciones que se agravan con la crisis de valores que los y las docentes de esta casa de estudios debemos enfrentar a diario en las aulas de clase, donde la violencia, el irrespeto, la agresividad y el desinterés por el aprendizaje están sentados en los pupitres y caminan sin pudor por los pasillos. Sin embargo, no podemos denigrar totalmente de importantes iniciativas como la Constituyente Universitaria –vendida por las autoridades como la panacea a todos nuestros males- y que nos activó como equipo humano en la realización de diagnósticos de necesidades y en la generación de propuestas académicas, de infraestructura y servicios, pero que dejamos diluir sin que hubiera un resultado concreto. Y esa es nuestra culpa, es mi culpa, de mis compañeros, y de los directivos de la institución. Es culpa de todos. Perdonen si hiero susceptibilidades, pero los integrantes de esta familia somos responsables de lo que nos pase, sea bueno o malo, y si realmente amamos profundamente al instituto debemos dejar la indiferencia a un lado y ocuparnos del presente y el porvenir del IUTAG. ¿O es que el instituto no es el reflejo de nosotros mismos? Efectivamente, dentro de nuestra comunidad hay gente muy valiosa que trabaja como hormiguita y que así, a la calladita, hace mucho más de lo que nos imaginamos, pero lejos de hacerla a un lado es nuestro deber apoyarla. Este año, ¡por fin! el decreto oficial como Universidad Politécnica Territorial (UPT) verá la luz, momento propicio para que reflexionemos sobre lo que somos, nuestros logros, qué queremos conseguir, cómo deseamos ser vistos, qué hombres y mujeres aspiramos formar, en qué tipo de trabajadores queremos convertirnos, cómo es la patria que buscamos construir y cuál es el modelo de educación que debemos consolidar. Hay mucho por hacer y bastante que revisar. El trabajo en equipo es la clave. ¿Qué les parece si propiciamos la reactivación de movimientos culturales para educar y fomentar la inclusión? ¿Y si nos involucramos en el proceso de construcción de Comunas en el estado?, pero antes debemos deslastrarnos de la concepción errónea de que es un trabajo de índole político-partidista y que no se relaciona con lo académico, ¿o es que acaso los miembros de la comunidad iutagista no formamos parte del pueblo y su poder organizado? Además la UPT debe vincularse con las comunidades y fomentar el desarrollo del territorio donde ejerce influencia. ¿Y qué tal si esos trabajos socio-comunitarios que realizamos los 81 docentes participantes en el Procedimiento Especial de Concurso Público de Ingreso se convierten en una constante académica y se suma el resto de los profesores? Estas son apenas unas pocas ideas… ¡Se escuchan propuestas! Compañeros, independientemente de quien conforme la directiva del instituto, es la base obrera, docente, administrativa y estudiantil la que debe ejercer el mando en alianza con la comunidad falconiana, pero siempre para construir y actuar en pro del bienestar colectivo y regional, lo que significa claridad de ideas, consenso, unión, responsabilidad, compromiso y entrega. Les invito a que transformemos esta tristeza y este malestar que nos embarga, en sentimientos y acciones positivas por el bien de la naciente Universidad Politécnica Territorial. Yo voy a empezar, ¿me acompañan? * *Periodista y docente del IUTAG.

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