PARIR LA COMUNA

                                                       De esa manera su espíritu, el espíritu de la Comuna,   
                                                       es el de la utopía por fin colocada al alcance de las
                                                       manos, donde el no lugar se hizo lugar. Un lugar                   
                                                      humano. (Farruco Sesto, 2009)

Ana Cristina Chávez *

   La madrugada del 27 de octubre empezaron los dolores de parto; ese día nacería nuestra hija, por la que habíamos dado todo, y que representaba el fruto del amor de varios hombres y mujeres. Los mismos que fueron conquistados por el sueño de Mario Aular, quien se encargó de enamorarnos, de enseñarnos a pensar en grande para proyectarnos y conformar un verdadero gobierno del pueblo. Pero Mario no estaba solo, él se había unido al sueño de un gigante de la Patria, el Comandante Chávez, quien marcó cada paso a seguir, tomándonos de la mano y soltándonos cuando lo creyó necesario.

   Fueron casi dos años de gestación anidada en el alma. Nuestra hija poco a poco fue creciendo, formándose a medida que nos organizábamos, que entendíamos que era necesario que naciera a imagen y semejanza nuestra. Queríamos saber quién sería ella, lo que significaría para nosotros darla a luz. Estudiamos, nos formamos día a día, y le fuimos gritando al mundo que ella venía en camino.

   Ese 27 de octubre, las parteras de los barrios se activaron, todos nos preparamos para ver nacer a esta niña, salimos a la calle felices, en unión, con alegría. Fue todo un día de trabajo, estábamos agotados y pasada la medianoche lo anunciamos: ¡Había nacido por fin! ¡Nuestra Comuna La Guinea! Falcón estaba de fiesta y desde su espacio, nuestro camarada supremo sonreía.

   Esta recién nacida tiene nombre de ancestros africanos;  sabe a dulce de leche; suena a tambor coriano, a cadera serpenteante; tiene el pelo rizado como el de mi madre y la piel tostada como yo. Ella se ríe y la tierra se alborota al ritmo de una Camachera; cuando llora, se oyen cantos de fragua. 

   Mi niña es tu niña, la niña de ustedes, la de este pueblo sencillo, luchador, levantado a pulso, y requiere de nuestro esfuerzo, de nuestra entrega, para crecer, educarse, formarse en valores, en los principios de solidaridad, de reciprocidad, de unión, hermandad, justicia, libertad y autonomía; desarrollarse en el ideal bolivariano y socialista, comprender de dónde viene, la historia de su pueblo, sus raíces, el espíritu de sus padres.

   Ella hoy nos necesita, nosotras la trajimos a estas tierras caquetías, y en un futuro cercano  ella debe ser grande, fuerte y cobijarnos en su seno en un abrazo sincero para dejar de ser nuestra hija y transformarse en nuestra madre. Esta comuna es nuestra, como nosotros seremos de ella, rumbo al Estado Comunal y a la creación de la Patria Nueva.   


                             * Periodista /Docente/ Comité de Medios Comuna La Guinea.

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