Mi madre huele a canela


   Mi madre huele a canela, a lima limón y a mandarina.
Se lava el cabello con la noche calma, estrellas fugaces
y luna de versos.
  
Las manos de mi madre son redondas,
de uñas perfectas,
y de sus cuencas nacen las mejores recetas.
  
En su boca no hay frase que sobre,
ni error en la palabra.
  
Los ojos de mi madre son pequeños,
pero su visión del mundo traspasa fronteras.
   
Mi mamá canta y el sol despunta,
el café humea
y despierta la vida.

¿Que si hay dulzura en ella? Mucha…
¿Que si hay franqueza? También…
¿Hay fuerza en el pecho de mi madre? Se desborda…
¿Hay rudeza en sus pisadas?  La necesaria para saber luchar.

  Mi madre es un corazón andante:
caprichoso, color moreno, melena azabache,
palabra precisa, manos torta de pan,
cerebro vibrante, fogón encendido,
potencia incontenible.

   Mi mamá te siembra y tú floreces,
lima limón, mandarina y pasión.

                                    
                                                           Ana Cristina Chávez Arrieta
                                                                      17 de julio de 2019.



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